En continuación con la anterior entrada (El teléfono roto: La comunicación durante la elaboración de proyectos), en esta segunda entrada quería centrarme en las herramientas de comunicación no tradicionales, que nosotros estamos poniendo en práctica a día de hoy en nuestro entorno de trabajo.

Antes de nada, he de hacer hincapié, que en la construcción, es de vital importancia que los proyectos queden perfectamente definidos, evitando llevar los problemas a obra. En la fase de elaboración del proyecto, es imprescindible que las diferentes disciplinas que componen la obra estén coordinadas correctamente, previniendo los dolores de cabeza que generan los contratiempos en obra por no haberlos estudiado sobre el papel. Es en este punto en el que la comunicación adquiere una importancia fundamental en el proceso. En nuestra experiencia estas nuevas herramientas facilitan la interacción entre los diferentes agentes, logrando que la información se comparta entre todos los participantes, obteniendo un producto final más definido.

Actualmente existen un sin fin de programas, aplicaciones o páginas web, que proporcionan una gestión de comunicación más eficiente que los métodos tradicionales. Esta abundancia dificulta la transición, ya que por lo general, las personas no suelen querer salir de su zona de confort y desconfían de los desconocido, sin llegar a ver las ventajas que aportan. Bajo mi punto de vista, no hay que temer a los cambios, ni a las nuevas tecnologías, más aún cuando con ellas obtenemos unos beneficios que hacen que nuestro trabajo más sencillo.

El fin de esta entrada no es el de realizar ninguna promoción de alguna herramienta en concreto, sino explicar la experiencia obtenida por su uso y reflejar los beneficios obtenidos. No obstante, para constatar las eficiencia de ellas, he de centrarme en la que, desde Innyco, hemos puesto en práctica. La elegida para la comunicación y administración de proyectos ha sido ha sido el software Trello.

La aplicación basa la gestión de las comunicaciones y actividades mediante la metodología Kanban, pudiendo realizar el registro de actividades a través de tarjetas virtuales, donde podemos organizar las tareas, incluyendo comentarios, adjuntado archivos, planificando trabajos,… y todo ello compartido con el equipo de trabajo que participa en el proyecto.

Primeramente, comentar que es muy cómodo que todo lo relativo al proyecto este ubicado en un solo tablero (se pueden crear tantos tableros, como proyectos se estén desarrollando); almacenando la información en un único espacio. Dentro de cada tablero, se dividirán los procesos en columnas, en las que se especifica el estado en el que se encuentran las actividades (ej.: No comenzado-En proceso-Terminado). En cada columna, ubicamos las diferentes tareas a realizar, que en un inicio estarán ubicadas en la columna de No comenzado, y las cuales se irán desplazando de columnas, según se vaya trabajando en ellas. A la finalización de el proyecto, todas las etiquetas estarán ubicadas en la columna Terminado, pero durante el transcurso de periodo de trabajo, el tablero mostrará de forma visual, el estado en el que se encuentra el proyecto. El tablero se puede personalizar y crear tantas columnas y etiquetas como se crea conveniente, he intentado simplificar el ejemplo, para la compresión.

Tras esta breve descripción del funcionamiento, quería centrarme en las etiquetas, ya que es aquí donde se puede dejar comentarios y adjuntar archivos, y es donde se realiza la comunicación entre los integrantes del proyecto. Cada etiqueta, tendrá un título que hará referencia a la tarea a la que corresponde, quedando organizados los diferentes trabajos. De esta forma, obtendremos un espacio ordenado por columnas, que nos indicará el estado de las tarjetas, las cuales contendrán las conversaciones e información especificas para el desarrollo de la tarea. Gracias a esta organización, cada participante sabe donde ha de comunicar y tratar los temas que le competen a él. Cualquier miembro tiene la posibilidad de revisar e informarse de las conversaciones tratadas y la documentación adjuntada, esto hace que la información sea accesible en todo momento.

Es fundamental que el equipo incluido en el tablero, se implique y participe. Si se logra dicho hito, la comunicación es mucho más fluida y haciendo la colaboración entre los diferentes técnicos es más sencilla, dando mejores resultados en el producto final: un proyecto trabajado en equipo.

Como cierre, he de comentar, que en mi experiencia, he tratado con colaboradores que no han querido entrar al trapo y es frustrante tener que trabajar con ellos, ya que al final hay que recurrir a los métodos tradicionales, mientras continúas gestionando los tableros, teniendo que duplicar acciones y perdiendo el doble de tiempo. Pero, en el caso contrario, cuando los integrantes participan, en seguida reparan en las ventajas de estar informados de los temas tratados y de poder añadir o corregir aquellas deficiencias que identifiquen. Utilizando estas herramientas, facilitamos el acceso a las comunicaciones, a la par de que se muestra el estado del proyecto en tiempo real e integramos a todos en un solo espacio, generando un único proyecto con diferentes disciplinas y no varios proyectos independientes que conforman un proyecto, ya que en este último caso es fácil que cada uno haya realizado lo suyo, sin tener en cuenta lo del otro.

Jon Lorentxo Ustarroz

Jon Lorentxo Ustarroz

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